miércoles, 3 de diciembre de 2014

EN EL CAMINO DE LAS BIENAVENTURANZAS, UNA TAREA ARTESANAL


“Les he dicho esto para que participen de mi alegría y sean plenamente felices” Jn 15,11.
“La felicidad es el motivo de todas las acciones de todos los hombres, hasta de los que se cuelgan” B. Pascal 
“la formación es una tarea artesanal, no una labor de policía” Papa Francisco 

Tomando estas tres frases, una del evangelio, una de Pascal, gran filosofo y teólogo francés y una del papa Francisco me atrevería a formular una síntesis:
 
Ser plenamente felices es nuestro mayor propósito,
éste se logra mediante una labor de formación artesanal. 

Desde esta óptica deseo hacer una lectura de las bienaventuranzas según Mateo. Ante todo digamos que hay un objetivo en cuanto realizamos y es el de ser plenamente felices; la opción hecha dentro de una vida cristianan tiene como intención profunda el seguimiento del Maestro y el poder participar plenamente de su alegría, en síntesis digamos que deseamos ser felices. Pero sabemos bien que esta frase de Jesús se sitúa dentro del texto de Juan 15 que habla de la poda que se le hace a la vid para que dé fruto y un fruto que permanezca.
 
Todos buscamos la felicidad como dice Blaise Pascal, pero solo hay un medio para lograrla y es poniéndonos manos a la obra para conquistarla, de aquí que la felicidad sea una tarea de formación y que ella sea tan valiosa pues las obras artesanales tienen un precio elevado.
 
Hay producciones artesanales y hay producciones industriales. Ser cristiano es del orden de la producción artesanal, nada es en serie.
Artesanal viene del latín artis-manus e indica que es una obra de arte realizada con las manos sin intervención de maquinaria. Se dice que las artesanías representan una identidad cultural comunitaria y la materia básica con la que se elaboran es casi siempre obtenida en la región donde habita el artesano. Las artesanías se reconocen por su calidad, su simbolismo y su ideología.


SER ARTESANOS DE NUESTRA EXISTENCIA:
VIVIR LAS BIENAVENTURANZAS. 

Hablemos de la felicidad desde su semántica.
1.      Feliz en español viene del latín felix y significa ser fecundo
2.      El adjetivo felices en hebreo se dice  y en griego makarismo, 
3.      Ashere del verbo asher quiere decir: conducir, guiar, felicitar, asistir, ser feliz. 

Quedémonos con tres de estos significados: conducir, guiar y asistir.
Conducir: habilidad para guiar, de aquí viene conducto y conducta
Guiar: proviene del gótico observar, vigilar
Asistir: estar junto a… ayudar
Si tomamos todos estos significados y hacemos y tratamos de sacar una definición, podemos decir que la invitación de Jesús en el sermón del monte es a ser fecundos, a saber conducir y guiar y a asistir a otros. Esto solo lo hace quien se siente responsable de sí y de los otros.  
Existen en la escritura dos tipos de bienaventuranzas en la Escritura.
En la Biblia encontramos alrededor de una centena de bienaventuranzas,  ellas son una clase de felicitación que supone la constatación de una felicidad ya realizada o al menos realizándose.
Podemos encontrar dos clases de bienaventuranzas, así como encontramos dos listas en los evangelios, una en Mateo y otra en Lucas.
 
1er tipo
Felicidades, Israel, ¿Quién como tú?, pueblo salvado por el Señor (Dt 33,29)
Dichoso el hombre a quien educas, Señor, a quien instruyes en tu ley (Sal 94,12).
¡Dichoso el pueblo al que así le sucede, dichoso el pueblo cuyo Dios es el Señor! (Sal 144,15).
Dichoso el marido de una mujer buena: se duplicarán los años de su vida (Si 26,1).
Dichosos en cambio los ojos de ustedes porque ven y sus oídos porque oyen (Mt 13,16).
¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre del cielo! (Mt 16,17).
¡Dichosos los ojos que ven lo que ustedes ven! (Lc 10,23).
¡Dichosas las estériles, los vientres que no concibieron, los pechos que no amamantaron! (Lc 23,29).
Dichosos los convidados a las bodas del Cordero (Ap 19,9).
Dichoso y santo el que tome parte en la resurrección primera (Ap 20,6).

2º tipo
Dichosa tu gente, dichosos los cortesanos, que están siempre en tu presencia aprendiendo de tu sabiduría (1Re 10,8).
Dichoso quien no acude a la reunión de los malvados (Sal 1).
Feliz el que cuida del desvalido: el Señor lo librará en el día aciago (Sal 41,2).
Dichosos los de conducta intachable, que siguen la voluntad del Señor. (Sal 119,1).
Dichoso el hombre que piensa en la Sabiduría y busca la Prudencia (Si 14,20).
Dichoso el hombre que se conserva íntegro y no se pervierte por la riqueza (Si 31,8).
Dichoso el sirviente a quien su señor, al llegar, lo encuentre trabajando así (Mt 24,46).
¡Dichosos, más bien, los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen! (Lc 11,28).
Serán felices si, sabiendo estas cosas las cumplen (Jn 13,17).
Mira que llego pronto. Dichoso el que guarde las palabras proféticas de este libro (Ap 22,7).

Observando el primer tipo vemos que hay una felicidad que es don del Señor, en la que el hombre es merecedor sin mucho de su parte. En el segundo tipo por el contrario la felicidad es fruto de una conducta. Las bienaventuranzas de Lucas se acercan a las del primer tipo mientras que las de Mateo van más en la línea del segundo tipo. Es en este punto que podemos retomar la idea de ser artesanos de nuestra propia felicidad, es decir de nuestra propia fecundidad existencial.

Observemos el texto de Mateo 5, 1-10, analicemos el lugar que ocupan cada una de las 9 bienaventuranzas.
 
1 Felices los pobres en el espíritu, porque el reino de los cielos les pertenece.
2 Felices los afligidos, porque serán consolados.
3 Felices los apacibles, porque heredarán la tierra.
4 Felices los hambrientos y sedientos de justicia, porque serán saciados.
5 Felices los misericordiosos, porque serán tratados con misericordia.
6 Felices los limpios de corazón, porque verán a Dios.
7 Felices los pacificadores, porque se llamarán hijos de Dios.
8 Felices los perseguidos por causa de la justicia, porque el reino de los cielos les pertenece.
9 Felices ustedes cuando los insulten, los persigan y los calumnien de todo por mi causa.
 
Alégrense y estén contentos porque el premio en el reino de los cielos es abundante
 
El vacío de una décima bienaventuranzas puede tener su significado profundo, en el sistema bíblico sería normal que fueran diez. Es como si el autor de las bienaventuranzas nos dijera ahora es el tiempo de que cada uno escriba su propia bienaventuranza.

Este es un mandamiento del Señor a sus discípulos, permanecer en la alegría, es lo mismo que Pablo ordena a los cristianos de Filipos: Flp 2,18. 3,1. 4,4. 
 
Hagamos las relaciones correspondientes:
Primer grupo
 
 
1 Felices los pobres en el espíritu, porque el reino de los cielos les pertenece.
9 Felices ustedes cuando los insulten, los persigan y los calumnien de todo por mi causa.

Ante todo la pobreza no es de espíritu sino en el espíritu, tampoco son los pobres de corazón. Son cosas bien distintas. No se trata de pobres en sentido de indigencia, no es pobreza sociológica sino sobretodo disposición de espíritu. Es un fuerte llamado a la humildad, a la mansedumbre, a la paciencia. Por aquí comienza el artesano y la materia prima para dejarse modelar. La primera bienaventuranza pide que estemos atentos al orgullo y a la arrogancia. A los sencillos pertenece el Reino de los cielos. Solo quien es humilde puede aceptar lo que nos presenta la novena bienaventuranza, la persecución, la arrogancia de los otros.
Segundo grupo
2 Felices los afligidos, porque serán consolados.
8 Felices los perseguidos por causa de la justicia, porque el reino de los cielos les pertenece.

 La palabra penthos, en griego habla de un dolor intenso (Job 5,2). En Mt 9,15 se nos dice que los invitados al banquete pueden afligirse mientras el esposo no está con ellos. Así podemos decir que esta bienaventuranza habla de quienes sienten pena en el mundo por la ausencia del Señor. Estos serán consolados por Dios mismo, consolar en Isaías 61,2 hace referencia a los tiempos mesiánicos.
La ausencia de Dios en el mundo se manifiesta en la injusticia y en la falta de paz y armonía. Quienes desean de todo corazón que el mundo se abra a la presencia de Dios, que no está ausente sino que el mundo quiere invisibilizar son sometidos a la persecución.    

Tercer grupo
3 Felices los apacibles, porque heredarán la tierra.
7 Felices los pacificadores, porque se llamarán hijos de Dios.

La palabra griega praus significa los dulces y no los humildes, ¿Quién es el dulce, el apacible? Podemos traducir esta palabra también con pacíficos. El dulce no es un blando, ni un débil, por lo contrario es alguien de mucha fortaleza, personas de una gran fuerza espiritual. Solo es dulce quien vence su propio temperamento  y busca siempre la paz. Según el judaísmo no existe mayor servicio que se ofrezca a los demás que ayudar a reconciliar a los hermanos. Por ellos los artesanos de paz serán llamados hijos de Dios. Este es el querer de Dios la paz y esta puede ser posible gracias a sus hijos. 
Cuarto grupo
4 Felices los hambrientos y sedientos de justicia, porque serán saciados.
6 Felices los limpios de corazón, porque verán a Dios.

Sentir hambre y sed son necesidades muy humanas, todos las hemos experimentado y sabemos que si no las resolvemos podemos perecer. Pero esta hambre y esta sed son ante todo las necesidades de todo creyente puro de corazón que no solo busca estar bien con su Dios personal sino que ante todo busca la justicia en el mundo, en el lugar que habita. Es la justicia del Reino que va más allá de toda justicia meramente humana, es una justicia que compromete al hermano en un compromiso de santidad con todos. Ser limpio de corazón es ser derecho, sin falsedad (Sal 24). La verdadera pureza es interior Mt 15,1-20.
Bienaventuranza central
5 Felices los misericordiosos, porque serán tratados con misericordia.

Podríamos traducir esta frase basándonos en el hebreo así:En camino están los matriciales, porque serán tratados con entrañas de madre.
Este es el corazón de toda la Escritura. Ser como es nuestro Padre, como dice Lc 6,36. Ser matriciales como Dios es matricial, hacia allá se encamina toda nuestra vocación a la felicidad.

A lo largo del texto de Mateo la presencia del Padre está presente: es en su Reino que estamos llamados a entrar, es Él quien nos consolará, nos saciará, a Él veremos y seremos llamados sus hijos. Es un proceso de filiación, pero de filiación materna: la madre consuela, sacia, muestra su rostro y sobre todo es ella la que da a luz pues es quien posee matriz.
Podríamos concluir que ser felices es descubrir quién es nuestro Dios, padre y madre, relacionarnos con él y actuar como sus hijos en el mundo.
 

¡Ser felices , plenamente felices es una tarea artesanal!
 


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