domingo, 29 de agosto de 2021

DESCANSAR EN DIOS

 

DESCANSAR

Quitarse el cansancio

 

“Para el día séptimo había concluido Dios toda su tarea; y descansó el día séptimo de toda su tarea.  Y bendijo Dios el día séptimo y lo consagró, porque ese día Dios descansó de toda su tarea de crear.” (Gn 2,2-3).

 

La palabra cansarse podría provenir del griego kampsai, del verbo kámpto, que traduce la acción de doblar la trayectoria de una nave en el mar para entrar en un puerto; el vocablo descansar se aplica a la acción del caminante que se desvía del sendero buscando un lugar donde reposar. De aquí que un descanso es como un tiempo prudente para hacer una parada, tomar fuerzas y continuar la ruta. Todos necesitamos de una pausa que nos permita avanzar con nuevas energías.

Un descanso es también la oportunidad para encontrarnos con nosotros mismos y permitir el encuentro con los otros que nos lleve al encuentro con Dios mismo.

DIOS NOS VISITA EN LA PAUSA DEL MEDIO DÍA

“El Señor se apareció a Abrahán junto al encinar de Mambré, mientras él estaba sentado a la puerta de su carpa a la hora de más calor. Alzó la vista y vio a tres hombres de pie frente a él. Al verlos, corrió a su encuentro desde la puerta de la carpa e inclinándose en tierra dijo: –Señor, si he alcanzado tu favor, no pases de largo junto a tu siervo. Haré que traigan agua para que se laven los pies y descansen bajo el árbol. Mientras tanto, ya que pasan junto a este siervo, traeré un pedazo de pan para que recobren fuerzas antes de seguir. Contestaron: –Bien, haz lo que dices. Abrahán entró corriendo en la carpa donde estaba Sara y le dijo: –Pronto, toma tres medidas de la mejor harina, amásalas y haz una torta. Luego corrió al corral, eligió un ternero hermoso y se lo dio a un criado para que lo preparase enseguida. Luego buscó cuajada, leche, el ternero guisado y se lo sirvió. Él los atendía bajo el árbol mientras ellos comían” (Gn 18,1-8).

 JESÚS NOS DICE CONTINUAMENTE. VENGAN CONMIGO Y DESCANSEN

“Los apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Él les dijo: —Vengan ustedes solos, a un paraje despoblado, a descansar un rato. Porque los que iban y venían eran tantos, que no les quedaba tiempo ni para comer. Así que se fueron solos en barca a un paraje despoblado” (Mc 6, 30-32).

Descansemos en el Señor, encontremos ese lugar que nos permita sentarnos solos y en silencio para darle la oportunidad a Dios de visitarnos y entablar un diálogo transformador. Los tiempos de soledad nos regeneran, el silencio nos fortalece.