miércoles, 13 de febrero de 2013

¡SOMOS SERES ESPIRITUALES!


¡SOMOS SERES ESPIRITUALES!
ES NUESTRA PRIMERA VOCACIÓN


Desde las primeras páginas de este libro tan maravilloso que llamamos biblia, del que yo diría que es una palabra que puede ser leída como un acróstico entramos en un universo en el que Dios nos invita a la plenitud.
Pues la Biblia es un libro de:     
   
bendición     como  B
inteligencia  como  I
bondad        como  B
libertad        como  L
integración  como  I
armonía       como  A

B como bendición, esto es lo que cada página, cada libro, nos va presentando: un Dios que bendice su creación, que bendice al Adam, hombre y mujer, que bendice su pueblo, que bendice a sus elegidos.
I como inteligencia: solo se entra en ella con la inteligencia que da el corazón, es un libro sagrado que pide ser leído con suma atención, con delicadeza, con apertura a otro universo que se nos es dado en sus páginas.

B como bondad: atravesar las páginas de la Biblia es brindarse la oportunidad de ir al encuentro del bondadoso, del Dios que viene hacia nosotros con su bondad.
L como libertad: la Escritura va conduciendo al creyente a la búsqueda de su propia libertad como ser dotado de capacidad para decidir su propio destino.

I como integración: la Escritura más que contarnos historias nos narra nuestra propia historia en búsqueda de integración, Dios es Uno y como él estamos llamados a unificarnos.
A como armonía: es el fin último de la Escritura, acompañar al creyente en su camino de plenitud, de armonía de su ser.

Desde el inicio de la creación, en el libro del Génesis, hasta el Amen del Apocalipsis, el hombre es presentado como un ser espiritual. Nació del soplo de Dios de la respiración divina y está llamado a unificarse a decir Amen, a integrarse. Amen viene del hebreo Emuna que significa estar convencido de algo, estar e pie, creer, tener fe.
Un hombre o una mujer que respira a Dios, que lo inhala y lo exhala es un ser integrado, feliz y pleno.  No hay nada más sorprendente que ver una persona plenamente feliz, una persona integrada, unificada. Y el secreto está en el libro que quizás muchos piensan es el menos místico, el menos indicado para abrirse a un Dios que solo desea vernos y sentirnos felices.

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