Saban, Mario Javier.
El judaísmo de Jesús. Buenos Aires: Editorial Saban. 2007.
PROLOGO DEL LIBRO
Todo el judaísmo
que un judío acepta hoy en su canon está contenido completamente en las
enseñanzas del rabino Jesús.
Todas las
enseñanzas éticas del rabino Jesús se encuentran en la tradición hebrea y que,
por lo tanto, desde el punto de vista ético el cristianismo es, en realidad,
una continuación absoluta del judaísmo. Muchos autores hablan de dos procesos
simultáneos, el proceso de continuidad y el de discontinuidad. Desde mi punto de
vista, y después de haber concluido esta obra, puedo hablar simplemente de continuidad.
El proceso de discontinuidad, cuando comenzó, fue provocado por los gentiles
que se integraron al seno del movimiento judeo-nazareno a mediados del siglo
II. Es, en realidad, durante el siglo II cuando podemos hablar del concepto de discontinuidad,
ya que en el siglo I toda la estructura inicial de lo que con el tiempo
llamaremos cristianismo se encuentra en una continuidad absoluta con el
judaísmo. El judaísmo de Jesús es una perspectiva particular de un rabino del
judaísmo. El cristianismo del siglo II, para lograr su independencia del
judaísmo, necesitó transformarse en pagano-cristianismo, porque el cristianismo
original es puro judaísmo ortodoxo, desde la visión del rabino Jesús.
Es más,
cualquier judío ortodoxo puede leer en los evangelios cristianos su propia
tradición. Jesús fue un rabino fiel a la tradición de Israel, y jamás abandonó
a su pueblo. Sostuvo siempre la tradición hebrea y en ningún momento pensó que
sus enseñanzas llegarían a los gentiles de una forma tan masiva. Es más,
criticó a los rabinos que hacían grandes campañas proselitistas para la
divulgación del judaísmo fuera de los límites del pueblo de Israel.
¿Qué enseñó el
judío Jesús y de dónde extrajo estas enseñanzas?
¿Existen
paralelismos anteriores y posteriores, dentro del judaísmo, sobre las
enseñanzas del rabino Jesús?
Jesús, como
rabino judío, pudo realizar una interesante interpretación particular de la
Torá, pero de ahí a sostener que su deseo era crear una nueva religión media un
abismo. El judaísmo de Jesús podía tener ciertas diferencias con relación al
judaísmo de otros rabinos, porque cada judío sostiene un judaísmo personal. La
libre interpretación del texto de la Torá que propugnaron los fariseos fue la
base para el desarrollo del judaísmo de Jesús.
El título de
rabino, en aquella época, no poseía el significado que tiene en la actualidad,
ya que hoy un rabino es ordenado por un tribunal de rabinos. En el siglo I
existían rabinos carismáticos que eran elegidos por aclamación popular. En el
siglo II el judaísmo evoluciona hacia una ordenación rabínica
institucionalizada.
Jesús será
llamado rabí o maestro por el auditorio que le escucha en sus prédicas.
Existían muchos
rabinos itinerantes en aquellos tiempos en el pueblo de Israel.
En esta
categoría debemos pensar a Jesús.
El cristianismo
no ha interpretado las enseñanzas rabínicas de Jesús, sino que ha
interpretado su figura a la luz de las profecías mesiánicas.
Y es allí donde
encontramos el gran problema entre el judaísmo y el cristianismo. El judaísmo
ve en Jesús a un excelente rabino e interpreta sus enseñanzas éticas a la luz
de la Torá, mientras que el cristianismo lo estudia como objeto de culto.
El problema, por parte del judaísmo, fue el ignorar el judaísmo de Jesús
durante tantos siglos. Sin embargo, lo que el judaísmo realmente ignoró no
fueron las enseñanzas éticas de Jesús: lo que realmente ignoró y rechazó frontalmente
fue la idea de la divinización que se realizó de su persona.
El judaísmo ha
considerado siempre que la divinización de Jesús es un componente de una
indudable infiltración pagana dentro del desarrollo del cristianismo.
Mientras el
judaísmo abandonó a uno de sus más importantes rabanim (rabinos), el cristianismo lo
desjudaizaba. Quedó Jesús, pues, dividido entre dos mundos hostiles: el
judaísmo, que no quería mezclarse con las otras naciones con el fin de
preservar la ley de Moisés y que, indudablemente, vio durante siglos amenazada
su existencia por la internacionalización del cristianismo; y el cristianismo,
que comprendía perfectamente que Jesús, siendo judío, debía ser cristianizado
a fin de separarlo de su propio pueblo y de su fe. Cada uno contribuyó a
crear una imagen que no se corresponde con la realidad. El judaísmo tiene el
deber de reincorporarlo, porque sus enseñanzas son plenamente judías; el
cristianismo tiene el deber de rejudaizarlo para comprenderlo realmente,
porque Jesús jamás abandonó el judaísmo.
Deseo que el
propio Jesús manifieste su judaísmo y sus enseñanzas. Quiero probar que todas
las interpretaciones cristianas de los últimos veinte siglos intentaron desjudaizar
al rabino Jesús de Nazaret y, por consiguiente, separarlo de sus hermanos,
que somos nosotros, los israelitas.
Este intento
frustrado de separación del rabino Jesús del judaísmo ha llegado a su fin. El
judaísmo, después de la lectura y del estudio de esta obra, puede comprobar que
las enseñanzas del rabino Jesús se encuentran dentro de la Torá, dentro de todo
el Tanaj y dentro de las genuinas tradiciones fariseas. Jesús puede ser
estudiado por el judaísmo actual porque es producto de la propia tradición
judía. Cuando un judío lee cierto pasaje del Tanaj (A.T.) en realidad está
estudiando las enseñanzas éticas de Jesús, porque Jesús, como buen rabino,
extrajo la esencia de sus parábolas del interior mismo de la tradición hebrea.
En términos
generales, un cristiano verdadero es éticamente judío y un judío es
éticamente cristiano. Somos, ambos, parte de la misma tradición de
Israel: lo que nos dividió (y nos divide) fue (y es) el carácter nacional del
judaísmo frente al espíritu internacional del cristianismo.
El judaísmo es
el judaísmo del pueblo judío, el cristianismo es la ética del judaísmo
predicada a varios pueblos. En síntesis, el cristianismo es, pues, la
desnacionalización del judaísmo. Muchos de los autores judíos, sobre todo de
los siglos XIX y XX, que reconocieron que el rabino Jesús de Nazaret debía ser
reincorporado a los estudios del judaísmo porque sus enseñanzas son plenamente
hebreas.
Cuando todo
cristiano tome conciencia de que sigue las enseñanzas judías de un rabino,
aquel día podremos decir lo que el israelita Shaul de Tarso escribió: “El
verdadero judío es quien lo siente en su corazón” (Romanos 2, 29).
Se nos intentó
convencer, a lo largo de los siglos, de que el cristianismo, como “religión del
amor”, fue (o es) superior al judaísmo, y de que el judaísmo era la religión
formal, la “religión de la ley”.
Durante siglos
se repitió que el judaísmo era (y es) la religión del temor y que el
cristianismo era (y es) la religión del amor. Si Jesús era judío y pensaba como
judío, ¿acaso no podemos decir que todo el amor de Jesús por la humanidad es el
amor que nació del interior del alma de un judío?
Ha llegado la
hora de hacer honor al judaísmo y de restituirle al lugar que debe ocupar en la
historia. Todo el cristianismo esencial, en términos éticos, está en deuda con
la interpretación del judaísmo de Jesús.
El amor que
predicó el rabino Jesús, lo pudo enseñar porque lo aprendió del seno mismo del
judaísmo. Jesús no fue simplemente un judío por su origen nacional, sino que
fue y seguirá siendo un judío por su contenido ético más profundo. Fue un judío
observante porque siempre intentó descubrir los grandes valores de la Torá.
Jamás el rabino Jesús se enfrentó a la Torá, sino que la interpretó de acuerdo
a los grandes valores del judaísmo.
Jesús jamás se
enfrentó con el judaísmo, como se nos viene repitiendo a lo largo de estos
últimos siglos, sino que Jesús, como buen rabino, cumplió (según su
interpretación particular) la Torá de Moisés.
Reitero: Jesús
realizó una interpretación excelente del judaísmo, pero jamás su objetivo fue
la derogación del judaísmo.
Que el rabino
Jesús de Nazaret jamás pretendió fundar una nueva religión, sino que intentó
purificar el judaísmo de aquellos que, como en todas las religiones, ven la
cáscara exterior y no su contenido ético.
Quien es
éticamente judío es un verdadero cristiano, y que quien es éticamente cristiano
es un verdadero judío. Las divisiones posteriores son producto más de la
evolución histórica que de la esencia ética de la Torá, en la cual se fundan
ambas religiones. El proceso histórico posterior que sufrió el cristianismo lo
llevó a un pagano-cristianismo. Por ese motivo existen hoy grandes diferencias
entre el judaísmo y el pagano-cristianismo. El verdadero cristianismo es, en su
origen, el judaísmo de Jesús. En el futuro, el pagano-cristianismo deberá regresar
al cristianismo original; el problema fundamental que tiene por delante es la
tarea de depurar casi dos milenios de elementos paganos. Lo que yo denomino pagano-cristianismo
está muy lejos del judaísmo, porque, en realidad, está lejos del propio
cristianismo original.
Este es el
problema real entre ambas religiones. Lo que otorga independencia teológica al
cristianismo son los elementos adicionales del paganismo que desvirtuaron el
cristianismo original, que es, esencialmente, el judaísmo de Jesús.
Por ese motivo,
al regresar a los evangelios regresamos a las fuentes judías del propio rabino
Jesús y abandonamos, por consiguiente, todo intento de manipulación pagana.
La teología
cristiana, a lo largo de la historia, intentó por todos los medios justificar
la independencia religiosa del cristianismo, como un movimiento
diferenciado del judaísmo, a través de una interpretación forzada de las
palabras del rabino de Galilea.
El cristianismo
produjo dentro de su teología un enfrentamiento que podríamos titular como el
de Jesús versus los judíos; cuando en realidad el debate se debe centrar
en la interpretación del judaísmo de Jesús versus la interpretación del
judaísmo por parte de otros rabinos del siglo I. Este es, en última instancia,
el nudo de la cuestión.
Sin embargo, un
regreso al judaísmo de Jesús nos lleva en realidad a situarnos ante el problema
principal: la pérdida de la independencia religiosa del cristianismo con
relación al judaísmo. Pero este no es nuestro problema, es el problema más
profundo que tiene el cristianismo. ¿Será capaz, el cristianismo, de regresar
al judaísmo de Jesús?
El judaísmo, a
través de muchos de sus filósofos y rabinos, está transitando el camino de la
reincorporación de aquel judío observante de la Torá que fue el rabino Jesús de
Nazaret. Un rabino que no necesita ser reincorporado, porque siempre estuvo
dentro del espíritu del pueblo de Israel. A judíos y cristianos nos divide una
pregunta: ¿quién fue Jesús? A judíos y a cristianos nos une la respuesta: sus
enseñanzas éticas, producto de su judaísmo.
Todas las
enseñanzas del rabino Jesús de Nazaret son compatibles y pueden ser aceptadas
por el judaísmo, porque esas enseñanzas éticas se encuentran en toda la
tradición judía a lo largo de la historia. Todo el mal llamado “Nuevo Testamento”
es una obra éticamente judía.
Ojala podamos
reconocer definitivamente el lugar que ocupa el rabino Jesús dentro del
judaísmo, un rabino que nunca fue expulsado del seno del pueblo de Israel, y
reconocer el mérito que tienen las interpretaciones de la Torá por parte del
rabino Jesús; lo que no implica ni implicará reconocer ni el mesianismo ni la divinidad
de Jesús, que son construcciones teológicas cristianas ajenas al judaísmo. El
judaísmo continúa (y continuará) por la vía del ideal de un mesianismo
potencial, frente al cristianismo, que se constituye en un mesianismo
consumado. Precisamente, lo que hace que el judaísmo continúe siendo judío es
esa falta de redención.
Es un orgullo
para mí, como judío, que un rabino de nuestro pueblo haya sido, sea y será la
luz para tantos millones de cristianos. Debemos agradecer al rabino de Nazaret
sus excelentes interpretaciones éticas de la Torá. El día que el rabino Jesús
regrese en su segunda venida ya le informaremos en nombre de quién fueron
perseguidos los hombres y las mujeres de su amado pueblo de Israel. Deseo
concluir este prólogo con unas simples palabras que pronunció un hebreo fiel a
la Torá hace dos mil años: La verdad os hará libres.
Mario Javier Saban
Barcelona, 10 de mayo de 2007 Año 5767
del calendario hebreo
Dios tiene una palabra para cada tiempo, para cada realidad y para cada
ResponderEliminarpueblo. Esta es la palabra para Venezuela:
Teocracia Venezuela
Bienvenidos a la Teocracia, el gobierno de Dios
Teodoro Darnott le invito a conocer el inicio de lo que se convertirá
pronto en el más poderoso movimiento revolucionario que ha de cambiar la
faz social y política de Venezuela de la democracia hacia la teocracia.
Teocracia Venezuela propone la construcción de una sociedad cristiana
bajo un pacto constitucional cristiano, lo que implica un gobierno y un
estado cristianos. La república Cristiana Teocrática De Venezuela.
Dios ha estado anunciando que levantará a Venezuela como la primera
teocracia de América. La voz de Dios ha salido en primer lugar de la
boca de Teodoro Darnott en el 2006 luego a traves de Alexis Moncada del
Estado Táchira; Ver esta página: https://atalayavenezuela.blogspot.com/p/introduccion-este-es-un-material.html
a
-En ninguna manera. Para que cualquier nación aspire a su salvación
tiene que pasar por un proceso igual al de Ninive: arrepentimiento y
conversión nacional. Esto es lo que estamos pidiendo a todo el pueblo de
Venezuela.
Pero todo esto nos lleva primeramente a un proceso de perdón nacional,
de, de reconciliación nacional y por ultimo de unidad nacional. No
unidad en nuestras diferencias, sino en lo único que nos puede dar una
verdadera unidad por encima de todas nuestras diferencia, me refiero a
un Dios, una ley de ese Dios y un pueblo santo que seriamos todos los
venezolanos.
Mi persona y el resto de los hermanos que integramos Teocracia Venezuela
nos comprometemos para con Dios y para con todo el pueblo de Venezuela
en avanzar en este proceso. Ponemos todo nuestro empeño en aceptar todos
estos cambios que Dios demanda de nosotros para la transformación
nacional y llamamos a todos los venezolanos a seguirnos en este camino
que sin duda nos conducirá a la liberación y salvación de nuestro país.
Es este deseo lo que me lleva a escribirle a fin de encontrar alguna
palabra de solidaridad que me de fuerza moral y espiritual para seguir
adelante anunciando a Venezuela y a América la solución de Dios para
todos nuestros pueblos, esto es, la Teocracia Cristiana como
ordenamiento jurídico, social, político, cultural-espiritual. El
levantamiento en América de las sociedades nacionales cristianas, donde
la gente y los recursos estén al servicio de la gloria de Dios y de
Cristo.
Gracia amado (a) por el momento de su tiempo que me ha dispensado. Que
Dios nuestro padre le bendiga abundantemente a usted y a su familia con
toda clase de bendiciones del cielo y de la tierra, y que la paz y el
amor de Jesucristo abunde para gracia en su corazón.
Atte
Teodor R Darnott
Precursor de la Teocracia para Venezuela y América Latina
Teocracia Cristiana Venezuela Visite nuestro sitio web en http://teovczla.blogspot.com
Mostrar menos
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