“Les he dicho esto para que participen de mi alegría y sean plenamente
felices” Jn 15,11.
“La felicidad es el motivo de todas las acciones de todos los hombres,
hasta de los que se cuelgan” B. Pascal
“la formación es una tarea artesanal, no una labor de policía” Papa Francisco
Tomando estas tres frases, una del evangelio, una de Pascal, gran
filosofo y teólogo francés y una del papa Francisco me atrevería a formular una
síntesis:
Ser plenamente felices es
nuestro mayor propósito,
éste se logra mediante una labor
de formación artesanal.
Desde esta óptica deseo hacer una lectura de las bienaventuranzas según
Mateo. Ante todo
digamos que hay un objetivo en cuanto realizamos y es el de ser plenamente
felices; la opción hecha dentro de una vida cristianan tiene como intención
profunda el seguimiento del Maestro y el poder participar plenamente de su
alegría, en síntesis digamos que deseamos ser felices. Pero sabemos bien que
esta frase de Jesús se sitúa dentro del texto de Juan 15 que habla de la poda
que se le hace a la vid para que dé fruto y un fruto que permanezca.
Todos buscamos la felicidad como dice Blaise Pascal, pero solo hay un
medio para lograrla y es poniéndonos manos a la obra para conquistarla, de aquí
que la felicidad sea una tarea de formación y que ella sea tan valiosa pues las
obras artesanales tienen un precio elevado.
Hay producciones artesanales y hay producciones industriales. Ser
cristiano es del orden de la producción artesanal, nada es en
serie.
Artesanal viene del latín artis-manus e indica que es una obra
de arte realizada con las manos sin intervención de maquinaria. Se dice que las
artesanías representan una identidad cultural comunitaria y la materia básica
con la que se elaboran es casi siempre obtenida en la región donde habita el
artesano. Las artesanías se reconocen por su calidad, su simbolismo y su
ideología.
SER ARTESANOS DE NUESTRA EXISTENCIA:
VIVIR LAS BIENAVENTURANZAS.
Hablemos de la
felicidad desde su semántica.
1.
Feliz en español viene del latín felix y significa ser fecundo
2.
El adjetivo felices en hebreo se dice y
en griego makarismo,
3.
Ashere del
verbo asher quiere decir: conducir,
guiar, felicitar, asistir, ser feliz.
Quedémonos con
tres de estos significados: conducir, guiar y asistir.
Conducir:
habilidad para guiar, de aquí viene conducto y conducta
Guiar:
proviene del gótico observar, vigilar
Asistir:
estar junto a… ayudar
Si tomamos todos
estos significados y hacemos y tratamos de sacar una definición, podemos decir que la
invitación de Jesús en el sermón del monte es a ser fecundos, a saber conducir
y guiar y a asistir a otros. Esto solo lo
hace quien se siente responsable de sí y de los otros.
Existen en la escritura dos
tipos de bienaventuranzas en la Escritura.
En la
Biblia encontramos alrededor de una centena de bienaventuranzas, ellas son una clase de felicitación que
supone la constatación de una felicidad ya realizada o al menos realizándose.
Podemos
encontrar dos clases de bienaventuranzas, así como encontramos dos listas en
los evangelios, una en Mateo y otra en Lucas.
1er tipo
Felicidades, Israel, ¿Quién como tú?, pueblo salvado por
el Señor (Dt 33,29)
Dichoso el
hombre a quien educas, Señor, a quien instruyes en tu ley (Sal
94,12).
¡Dichoso el
pueblo al que así le sucede, dichoso el pueblo cuyo Dios es el Señor! (Sal
144,15).
Dichoso el marido de una mujer buena: se duplicarán los años
de su vida (Si 26,1).
Dichosos en
cambio los ojos de ustedes porque ven y sus oídos porque oyen (Mt
13,16).
¡Dichoso tú,
Simón, hijo de Jonás, porque no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino
mi Padre del cielo! (Mt 16,17).
¡Dichosos los
ojos que ven lo que ustedes ven! (Lc 10,23).
¡Dichosas las
estériles, los vientres que no concibieron, los pechos que no amamantaron! (Lc
23,29).
Dichosos los
convidados a las bodas del Cordero (Ap 19,9).
Dichoso y santo
el que tome parte en la resurrección primera (Ap 20,6).
2º
tipo
Dichosa tu
gente, dichosos los cortesanos, que están siempre en tu presencia aprendiendo
de tu sabiduría (1Re 10,8).
Dichoso quien no
acude a la reunión de los malvados (Sal 1).
Feliz el que
cuida del desvalido: el Señor lo librará en el día aciago (Sal
41,2).
Dichosos los de
conducta intachable, que siguen la voluntad del Señor. (Sal 119,1).
Dichoso el
hombre que piensa en la Sabiduría y busca la Prudencia (Si 14,20).
Dichoso el
hombre que se conserva íntegro y no se pervierte por la riqueza (Si
31,8).
Dichoso el
sirviente a quien su señor, al llegar, lo encuentre trabajando así (Mt
24,46).
¡Dichosos, más
bien, los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen! (Lc
11,28).
Serán felices
si, sabiendo estas cosas las cumplen (Jn 13,17).
Mira que llego pronto. Dichoso el que guarde las palabras
proféticas de este libro (Ap
22,7).
Observando
el primer tipo vemos que hay una felicidad que es don del Señor, en la que el
hombre es merecedor sin mucho de su parte. En el
segundo tipo por el contrario la felicidad es fruto de una conducta. Las
bienaventuranzas de Lucas se acercan a las del primer tipo mientras que las de
Mateo van más en la línea del segundo tipo. Es en este punto que podemos
retomar la idea de ser artesanos de nuestra propia felicidad, es decir de
nuestra propia fecundidad existencial.
Observemos el texto de Mateo 5, 1-10, analicemos
el lugar que ocupan cada una de las 9 bienaventuranzas.
1 Felices los pobres en el espíritu, porque el reino de los cielos
les pertenece.
2 Felices los afligidos, porque serán consolados.
3 Felices los apacibles, porque heredarán la tierra.
4 Felices los hambrientos y sedientos de justicia, porque serán
saciados.
5 Felices
los misericordiosos, porque serán
tratados con misericordia.
6 Felices los limpios de corazón, porque verán a Dios.
7 Felices los pacificadores, porque se llamarán hijos de Dios.
8 Felices los perseguidos por causa de la justicia, porque el reino
de los cielos les pertenece.
9 Felices ustedes cuando los insulten, los persigan y los
calumnien de todo por mi causa.
Alégrense
y estén contentos porque el premio en el reino de los cielos es abundante
El vacío de una décima bienaventuranzas puede tener
su significado profundo, en el sistema bíblico sería normal que fueran diez. Es
como si el autor de las bienaventuranzas nos dijera ahora es el tiempo de que
cada uno escriba su propia bienaventuranza.
Este es un mandamiento del Señor a sus discípulos,
permanecer en la alegría, es lo mismo que Pablo ordena a los cristianos de
Filipos: Flp 2,18. 3,1. 4,4.
Hagamos
las relaciones correspondientes:
Primer grupo
1 Felices los pobres en el espíritu, porque el reino de los cielos
les pertenece.
9 Felices ustedes cuando los insulten, los persigan y los
calumnien de todo por mi causa.
Ante
todo la pobreza no es de espíritu
sino en el espíritu, tampoco son los
pobres de corazón. Son cosas bien distintas. No se trata de pobres en sentido
de indigencia, no es pobreza sociológica sino sobretodo disposición de
espíritu. Es un fuerte llamado a la humildad, a la mansedumbre, a la paciencia.
Por aquí comienza el artesano y la materia prima para dejarse modelar. La primera
bienaventuranza pide que estemos atentos al orgullo y a la arrogancia. A los
sencillos pertenece el Reino de los cielos. Solo quien es humilde puede aceptar
lo que nos presenta la novena bienaventuranza, la persecución, la arrogancia de
los otros.
Segundo
grupo
2 Felices los afligidos, porque serán consolados.
8 Felices los perseguidos por causa de la justicia, porque el reino
de los cielos les pertenece.
La
palabra penthos, en griego habla de un dolor intenso (Job 5,2). En Mt
9,15 se nos dice que los invitados al banquete pueden afligirse mientras el
esposo no está con ellos. Así podemos decir que esta bienaventuranza habla de
quienes sienten pena en el mundo por la ausencia del Señor. Estos serán
consolados por Dios mismo, consolar en Isaías 61,2 hace referencia a los
tiempos mesiánicos.
La
ausencia de Dios en el mundo se manifiesta en la injusticia y en la falta de
paz y armonía. Quienes desean de todo corazón que el mundo se abra a la
presencia de Dios, que no está ausente sino que el mundo quiere invisibilizar
son sometidos a la persecución.
Tercer
grupo
3 Felices los apacibles, porque heredarán la tierra.
7 Felices los pacificadores, porque se llamarán hijos de Dios.
La
palabra griega praus significa los dulces y no los humildes, ¿Quién es el
dulce, el apacible? Podemos traducir esta palabra también con pacíficos. El
dulce no es un blando, ni un débil, por lo contrario es alguien de mucha
fortaleza, personas de una gran fuerza espiritual. Solo es dulce quien vence su
propio temperamento y busca siempre la
paz. Según el judaísmo no existe mayor servicio que se ofrezca a los demás que
ayudar a reconciliar a los hermanos. Por ellos los artesanos de paz serán
llamados hijos de Dios. Este es el querer de Dios la paz y esta puede ser
posible gracias a sus hijos.
Cuarto
grupo
4 Felices los hambrientos y sedientos de justicia, porque serán
saciados.
6 Felices los limpios de corazón, porque verán a
Dios.
Sentir
hambre y sed son necesidades muy humanas, todos las hemos experimentado y
sabemos que si no las resolvemos podemos perecer. Pero esta hambre y esta sed
son ante todo las necesidades de todo creyente puro de corazón que no solo
busca estar bien con su Dios personal sino que ante todo busca la justicia en
el mundo, en el lugar que habita. Es la justicia del Reino que va más allá de
toda justicia meramente humana, es una justicia que compromete al hermano en un
compromiso de santidad con todos. Ser limpio de corazón es ser derecho, sin
falsedad (Sal 24). La verdadera pureza es interior Mt 15,1-20.
Bienaventuranza
central
5 Felices
los misericordiosos, porque serán
tratados con misericordia.
Podríamos
traducir esta frase basándonos en el hebreo así:En camino están
los matriciales, porque serán tratados con entrañas de madre.
Este es el
corazón de toda la Escritura. Ser como es nuestro Padre, como dice Lc 6,36. Ser
matriciales como Dios es matricial,
hacia allá se encamina toda nuestra vocación a la felicidad.
A lo largo del
texto de Mateo la presencia del Padre está presente: es en su Reino
que estamos llamados a entrar, es Él quien nos consolará, nos saciará, a Él
veremos y seremos llamados sus hijos. Es un proceso de
filiación, pero de filiación materna: la madre consuela, sacia, muestra su
rostro y sobre todo es ella la que da a luz pues es quien posee matriz.
Podríamos
concluir que ser felices es descubrir quién es nuestro Dios, padre y madre,
relacionarnos con él y actuar como sus hijos en el mundo.
¡Ser felices , plenamente felices es una tarea artesanal!