lunes, 1 de julio de 2013

LA HUMANIDAD DE NUESTRO DIOS

LA HUMANIDAD DE NUESTRO DIOS
ABRIR LOS VERSÍCULOS DE Lc 24,36-48


Leer la biblia es fácil, lo difícil es abrirla
y el mejor elogio que se le ha hecho a un rabí
es decir que abría el versículo.

Tomemos este pasaje evangélico y leámoslo en clave de inclusión, es decir  abramos un versículo de arriba con uno de abajo y detengámonos en el centro. Allí se halla la llave que nos permite abrir la riqueza que el texto nos brinda.


36 Estaban hablando de estas cosas, cuando él se presentó en medio de ellos y les dijo: «La paz con vosotros.»

37 Sobresaltados y asustados, creían ver un espíritu.
38 Pero él les dijo: ¿Por qué os turbáis, y por qué se suscitan dudas en vuestro corazón?

39 Mirad mis manos y mis pies; soy yo mismo. Palpadme y ved que un espíritu no tiene carne y huesos como veis que yo tengo.»

40 Y, diciendo esto, los mostró las manos y los pies.

41 Como ellos no acabasen de creerlo a causa de la alegría y estuviesen asombrados, les dijo: «¿Tenéis aquí algo de comer?»
42 Ellos le ofrecieron parte de un pez asado.

43 Lo tomó y comió delante de ellos.

44 Después les dijo: «Estas son aquellas palabras mías que os hablé cuando todavía estaba con vosotros: “Es necesario que se cumpla todo lo que está escrito en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos acerca de mí.”»
45 Y, entonces, abrió sus inteligencias para que comprendieran las
Escrituras,

46 y les dijo: «Así está escrito que el Cristo padeciera y resucitara de entre los muertos al tercer día
47 y se predicara en su nombre la conversión para perdón de los pecados a todas las naciones, empezando desde Jerusalén.

48 Vosotros sois testigos de estas cosas.

49 «Mirad, y voy a enviar sobre vosotros la Promesa de mi Padre. Por vuestra parte permaneced en la ciudad hasta que seáis revestidos de poder desde lo alto.»

50 Los sacó hasta cerca de Bethania y, alzando sus manos, los bendijo.
51 Y sucedió que, mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado al cielo.

52 Ellos, después de postrarse ante él, se volvieron a Jerusalén con gran gozo,
53 y estaban siempre en el Templo bendiciendo a Dios.

Tratemos de relacionar versículos partiendo desde  los extremos hacia el centro.
Podemos observar que el texto inicia con Jesús que llega en la tarde del inicio del shabat (v.36) y da apertura a un encuentro ritual y existencial con sus discípulos, su comunidad. Por ello el texto concluye en los vv.50-53 con una bendición y un envío.

 36 Estaban hablando de esto, cuando se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo:
-         la Paz esté con ustedes
Shalom Alejem! – el saludo que se utiliza tradicionalmente cuando dos judíos se encuentran, también es el nombre de la canción con la que comienza la cena del viernes. Shalom Alejem – que la paz esté con ustedes.
Jesús se hace presente en medio de la comunidad, al parecer en la noche, quizás en la hora de la cena pues aun queda algo para él.
Shalom… paz… viene de la palabra hebrea shalem, que significa completo.
En el nivel más básico, al cantar esta canción, le estamos pidiendo a Dios que bendiga nuestro hogar con paz, que no haya conflictos entre amigos ni familiares, especialmente en Shabat. El Talmud dice que cuando una persona vuelve a casa desde la sinagoga el viernes a la noche, es acompañada por dos ángeles, uno bueno y uno malo. Si la mesa está bellamente preparada y hay una atmósfera de paz en la casa, el ángel bueno dice: que así sea la próxima semana, y el ángel malo está forzado a decir, ¡Amén, que así sea! Pero si la casa es un desorden (tanto físico como emocional), el ángel malo dice, que así sea la próxima semana, y el ángel bueno está forzado a decir ¡Amén!

Sin embargo, en otro nivel, estamos pidiendo completitud: sentir realmente que no nos falta nada – sentir que en Shabat el mundo está completo. Nos sobrecogemos ante esta revelación. Nuestro trabajo de la semana está terminado.
El único trabajo que hay para hacer ahora es el de Shabat, que es mucho más profundo, y a menudo también mucho más difícil de realizar: consiste en trabajar en uno mismo, en la completitud real, en convertirnos en la persona que podemos ser.

En Shabat dejamos de estar divididos. Durante la semana hay un tú que trabaja, un tú familiar, el tú del día a día. Pero en Shabat estás enfocado, todo está en armonía: la familia, el estudio, la alegría por la vida…

¡Shalom Alejem! Se acostumbra cantar tres veces cada verso:

La paz sea con vosotros, ángeles guardianes, ángeles del Altísimo,
del Rey de reyes, el Santo, Bendito es.
Arribad en paz, ángeles de la paz, ángeles del Altísimo,
del Rey de reyes, el Santo, Bendito es.
Bendecidme con paz, ángeles de la paz, ángeles del Altísimo,
del Rey de reyes, el Santo, Bendito es.
Partid en paz, ángeles de la paz, ángeles del Altísimo,
del Rey de reyes, el Santo, Bendito es.

37 Espantados y temblando de miedo pensaban que era una aparición (espíritu).
 Las apariciones siempre nos asustan, y muy a menudo olvidamos la promesa del Señor:

Dt 7, 21 No desmayes delante de ellos, que el Señor tu Dios está en medio de ti, Dios grande y terrible.
 Jos 1,9 Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente: no temas ni desmayes, porque el Señor tu Dios será contigo en donde quiera que fueres.

38 Pero él les dijo:
-         ¿Por qué se asustan tanto? ¿Por qué tantas dudas?
39  Miren mis manos y mis pies, soy yo mismo. Tóquenme y vean, una aparición (espíritu) no tiene carne y hueso como ven que yo tengo.
40 Dicho esto, les mostro las manos y los pies.
La manera de corroborar que es una persona real es poder mirarla y tocarla.
Manos y pies, las manos son el signo de comunicación más importante después de la palabra. Los pies simbolizan la autoridad.
Jesús no habla de su triunfo sobre la muerte, se muestra como el crucificado, es el hombre traspasado en sus manos y en sus pies, herido en su comunicación y en su autoridad, pero por la fuerza de Dios restaurado.   Salmo 22
Tocar y ver, todos los encuentros con el resucitado ponen a flor de piel los sentidos:
María de Magdala lo escucha, lo ve y lo toca. Los discípulos de Emaús caminan con él, lo escuchan y lo ven. Tomás lo toca.
Pero estos sentidos solo lo reconocen después de una búsqueda, después de una experiencia de encuentro.
Carne y hueso es lo contrario de una aparición meramente imaginaria, es decirnos el Señor es bien vivo
 41 Era tal el gozo y el asombro que no acaban de creer, entonces les dijo:
-         ¿Tienen algo de comer?
42 Le ofrecieron un trozo de pescado asado.
43 Lo tomó y lo comió en su presencia.

Le ofrecieron pescado asado, ivcqu,oj ovptou/  la palabra ictus es la misma que aparece en el capítulo  11,11 de Lc.  S. Agustín explica: “Místicamente, es el pez asado figura de Cristo crucificado”
44 Después les dijo:
-         Esto es lo que les decía cuando todavía estaba con ustedes: que tenía que cumplirse en mí todo lo escrito en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos.
Toda la Escritura, el TaNaK, se cumple en Jesucristo, muerto y resucitado.
45 Entonces les abrió la inteligencia para que comprendieran la Escritura.
46 Y añadió:
-          Así está escrito que el Mesías tenía que padecer y resucitar de entre los muertos al tercer día; 47 que en su nombre se predicaría penitencia y perdón de pecados a todas las naciones, empezando por Jerusalén. 48 Ustedes son testigos de todo esto.

A este punto es imposible continuar estudiando el texto de Lucas sin ir a ver lo que nos dice Josué en el capítulo 3.   
Busca y encontrarás, abre tus sentidos y la Escritura te guiará.
Jesús resucitado vive en medio de nosotros pero te pide que lo busques y lo sientas actuante en tu vida y en la vida de la comunidad creyente. 

¿QUÉ CONTEMPLAMOS? ¿LA TUMBA VACÍA O EL HOMBRE DE PIE?

¿QUÉ CONTEMPLAMOS? ¿LA TUMBA VACÍA O EL HOMBRE DE PIE?

Todo depende de qué lado quieras ubicarte, tienes las dos posibilidades. Quizás si partimos de esta pregunta lleguemos a responder a la pregunta ¿Qué es creer en el resucitado?
En el  N.T. aparecen dos palabras griegas para resurrección:
Egeirein: para decirnos que Jesús fue despertado
Anistèmi o anastènai  para decir que fue levantado.
 Estas dos palabras sugieren al igual que la palabra que se emplea en hebreo para decir resucitado qum, que Jesús es el hombre que está de pie, levantado, despierto.
Aunque decimos que el libro de la Segunda Alianza o Nuevo Testamento fue escrito en griego, es importante recordar que detrás de este trabajo literario en una lengua entonces muy conocida subyace una mentalidad semita, quienes escribieron el N.T. eran y pensaban como hebreos. Y lo más seguro es que cuando escribían en griego anastasis, estaban traduciendo la palabra hebrea qum.
Como toda palabra hebrea ésta tiene varios significados:
ü  Levantarse
ü  Subsistir
ü  Estar estable
ü  Permanecer firme
ü  Ser alzado
ü  Cumplirse
ü  Lograr algo
ü  Socorrer
ü  Asistir
 Diríamos entonces:
Jesús fue levantado, alzado de entre los muertos, el subsiste y permanece estable, cumplió lo prometido y logró la meta. Nos socorre y nos asiste.
  Estar en pie y permanecer estable es lo característico del hombre vivo y creyente.

Tomando el texto de Juan 20 veamos algunas actitudes:
María de Magdala es la mujer agachada, inclinada, llorando. Su actitud es de estar inclinada hacia un sepulcro vacio. Ella no sabe donde está Jesús, para ella el Señor está perdido (no está donde debe estar su cuerpo).
Jesús aparece de pie, estable, vivo, pero ella no lo reconoce.
Quizás este es el problema para descubrir al resucitado, no estamos en la posición que conviene. Buscamos donde no vamos a encontrar.
Tanto en Mt 28 como en Mc 16 y Lc 24 aparece la palabra qum en la traducción hebrea.
En el texto de Juan 20 no hay ángeles que digan que el Señor ha resucitado. Hay ángeles que cuestionan nuestras búsquedas y nuestras actitudes, no hay constataciones, hay búsquedas. Para Juan los sentidos son necesarios, hay que afinar la vista y el oído para poder decir ¡es el Señor! ¡Es mi Maestro! ¡Hemos visto al Señor!
Sólo cuando los discípulos recuerdan y hacen memoria descubren que es el resucitado, el que ha cumplido lo prometido Jn 20,9.

lunes, 6 de mayo de 2013

ENTRE PASCUA Y PENTECOSTES... RESPIRANDO


Creados por la respiración de Dios.
 
 
Desde el inicio de la creación, en el libro del Génesis, hasta el Amén del Apocalipsis, el hombre es presentado como un ser espiritual. Nació del soplo de Dios de la respiración divina y está llamado a decir Amén, a unificarse. Amen viene del hebreo Emuna que significa estar convencido de algo, estar en pie, creer, tener fe.

El génesis nos dice que Dios respira en nosotros, somos creados por su exhalación:

Y entonces el Señor Dios modeló al ser humano con arcilla del suelo,
soplo en su nariz aliento de vida
y el ser humano se convirtió en un ser vivo. Gn 2,7

 
Ciertamente somos habitados por el soplo divino

Un hombre o una mujer que respira a Dios, que lo inhala y lo exhala es un ser integrado, feliz y pleno.  Dios corre como el oxigeno por su ser. No hay nada más sorprendente que ver una persona plenamente feliz, una persona integrada, unificada.

Vendría la pregunta, ¿cómo lograrlo?

El secreto está en el libro, la Escritura Sagrada,  que quizás muchos piensan es el menos místico, el menos indicado para abrirse a un Dios que solo desea vernos y sentirnos felices. Dios quiere que respiremos y que nos movamos en él como dice Pablo:
 
Porque Dios no está lejos de ninguno de nosotros,
ya que en él vivimos, y nos movemos y existimos…
somos también de su raza. Hch 17,27-28
 
Ciertamente hay soplo en el hombre
y el soplo del Todopoderoso lo hace discernienteJob 32,8
 
 El soplo de Dios me hizo, el aliento del Todopoderoso me dio vida. Job 33,4

Que todo cuanto vive y respira alabe al Señor
El libro de los Salmos termina con una invitación universal a alabar al Señor, con nuestra respiración. La creación entera se une en una sola respiración.
Todo ser que respira labe al Señor. Sal 150,6
 
La iglesia nace de la respiración de Jesús
 
Al decirles esto, sopló sobre ellos
y añadió «Reciban al Espíritu Santo. Jn 20,22
La respiración sirve de soporte y de símbolo espiritual a la oración. “El  Nombre de Jesús es un perfume que se expande” (Ct 1,4) y que se ama respirar. El soplo de Jesús es espiritual, cura, arroja el mal fuera, comunica el Espíritu Santo .
El Espíritu Santo es soplo divino, espiración de amor en el seno del misterio trinitario. La respiración de Jesús va unida a la respiracion del Padre.
Jesús exhaló en sus discípulos y les dio el Espíritu Santo. No cabe duda que, cuando Juan se expresaba así, estaba recordando el texto del Génesis 2,7. Es la misma alegoría que vio Ezequiel en el valle de los huesos secos y muertos, cuando oyó a Dios decirle al viento-espíritu:
 
 “¡Espíritu, ven de los cuatro vientos y sopla sobre estos muertos para que vivan!” Ez 37,9.
 
Respiremos …

Prepararnos a vivir un nuevo Pencostés, es prepararnos a celebrar  la fiesta de un Dios que respira, es la fiesta de un Dios que a través de nuestra respiración, de todos los días, nos abre a su soplo, al soplo de la acogida del Otro, de los otros y de lo otro. Necesitamos respirar , oxigenarnos para estar dispuestas al encuentro de nuestros hermanos.
 
Necesitamos respirar mentalmente, corporalmente, socialmente y espiritualmente. Tomémonos unos cuantos minutos, sentados en algún lugar, a solas y hagamos el ejercicio de respirar.
Inhalando me abro para que Dios entre en mi, habite mi cuerpo, baje hasta mi vientre, me regenere. Exhalando permito que aquello que no es oxígeno divino salga de mi.
¿Necesito respirar más a menudo a Dios?
¿Qué tendría que exhalar  de mi existencia?
Respiro para estar mejor conmigo mismo, con los otros y con la creación entera.
¿Qué significa en mi cotidianidad respirar a Dios?
 
Oremos...
 

Envía Señor tu Espíritu sobre mí
             
Ahora que el tiempo parece detenido, ahora que tú presencia es más palpable,
Ahora que deseo respirar a solas y en silencio.
Ahora que mi ser desea y anhela, ahora que me veo necesitado,
Yo te pido al estilo humano:
 
Respira sobre mi aridez, sobre mi fragilidad, sobre mis miedos,
Sobre mi pobreza, sobre mi cansancio,
Sobre mis contradicciones, sobre mis luchas.
Respira sobre mi impaciencia, sobre mis ansias insaciables,
Sobre mi falta de fe…

Respira Señor Dios en mi, sobre mis alegrías,  sobre mi esperanza,
Sobre mi trabajo, sobre mis proyectos.
Sobre mi familia, sobre mi campo arado, sobre mis flores compartidas,
Sobre mis ansias de cambio, sobre mis semillas de vida.

Envía, Señor tu espíritu, tu soplo, tu respiración
Que cubra con su sombra todo lo que soy y tengo.
Que queme mis despropósitos y riegue lo que es brote de tus dones.
 
Envía, Señor tu Espíritu. Amén.
 
 



 

 

 

LA PARABOLA DEL BUEN SAMARITANO Lc 10,25-37

EL DESCENSO DE JERUSALÉN, EL HOMBRE MISERICORDIOSO
Lucas 10,25-37

Este gran texto, una joya del libro de la Segunda Alianza, es propio del evangelio de Lucas pero nuestro acercamiento a través de la Escritura nos irá mostrando que no lo podemos leer de manera aislada. Recordemos que todo texto remite siempre a otros que nos ayudan a mejor comprenderlo e interpretarlo.
Jesús responde a la insistencia del doctor de la ley de querer saber quién es su prójimo a través de una parábola que narra la tragedia de un hombre en su retorno de Jerusalén y que se dirige a Jericó.

Abramos el texto entrando en él versículo por versículo, como nos lo enseñan los maestros judíos, hay que ir lentamente y atentamente para descubrir la perla preciosa que muchas veces escapa a la vista.